domingo, 20 de mayo de 2018

Desidia pre vacaciones

Considero que no soy el único, pero el hecho de saber que ya se aproximan las vacaciones me pone ansioso y, además, en un estado de laxitud poco frecuente en mí. Creo que el blog es una muestra de lo anterior. Esta semana debía de haber concluido con las catorce entradas propuestas desde la semana de pascua, sin embargo, este es el penúltimo escrito. Quizá las ganas de ocio hagan estragos en mis decisiones académicas, de pronto el afán por hacer otras actividades extracurriculares me llene de negligencia pero, ¿qué es más importante que terminar este semestre de forma excelsa? Al fin de cuentas, este viernes las clases ya han terminado, queda faltando la jornada final de evaluaciones que, en el caso de la facultad de educación, se extenderá por dos semanas más. Pero no caigamos en nimiedades que nos alejan del propósito fundamental de esta entrada: la desidia pre vacaciones.

Para algunos, quizá sea más productivo estar en la casa envueltos en las cobijas que escuchar la cátedra formativa de los profesores; para unos pocos el anhelo de estar paseando, quizás en alguna finca del norte del Valle de Aburrá o en tierras extranjeras, se transforma en una ilusión que se combina con la realidad, por eso los deseos por estudiar bajan hasta niveles preocupantes. Lo anterior, se traduce en una manifestación implícita de rechazo hacia las últimas semanas de estudio, que se ve reflejada en las notas y en la mediocridad de los trabajos entregados que se exigen en algunas asignaturas; incluso algunos estudiantes no asisten a sus clases pues consideran que no se verá nada importante en ese día[1]; no estoy generalizando, es una exteriorización del universo interno y complejo de algunas personas.

En mi caso, debo decir que asumo la prórroga que se da en algunas materias, para la entrega de trabajos finales, como un tiempito extra para la obligación y luego para el ocio. ¿Cómo así? Para aprovechar y trabajar con mi papá, y así ganar unos pesitos extra, y luego salir e invertir ese dinero en lo que me gusta: libros, comida y proteína para el gimnasio. Pero hoy, haciendo mención del famoso refrán no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, debo decir que he hecho uso desmedido de esa prórroga. Estoy con la soga al cuello con tanto trabajo acumulado, pero mi responsabilidad puede más que mi procrastinación y debo asumir con entereza mi descuido académico. Así que nos leemos de nuevo esta noche, con la última entrada de este blog, porque hay otros compromisos que realizar y poco tiempo para actuar. Saludos.



[1] Referencias personales.

20/05/2018

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