Hasta hace poco creía yo,
dados los elogios de mis compañeros, amigos y familiares, que sabía escribir. Hablo
de narración, de relato corto, de la escritura de cuentos que te mueve las
fibras porque estableces una relación casi que emocional y personal con los
personajes de las historias. La realidad es que no. Les voy a contar porqué.
Este semestre matriculé
Escritura de Cuentos Literarios como electiva. Lo hice pensando en mi
gusto por los cuentos porque disfruto leerlos y escribirlos. Asumí que puliría
algunos pequeños errores de redacción y que mi proceso de escritura sería
fluido. Sin embargo, luego de la primera clase me pregunté: ¿por qué estoy
viendo esto? A pesar de que ya estoy muy contento en la clase y me he sabido
adaptar gracias a la motivación del profesor, la primera clase fue un golpe al
ego y a mis sentimientos como escritor en ciernes. Quise desistir de ese sueño.
Quise salir corriendo y cancelar la materia.
Resulta que el primer día
el profesor nos pidió que narráramos, en un párrafo, una escena teniendo en
cuenta lo que nuestros sentidos percibían en ese momento. El profesor apagó las
luces, nos sugirió concentración y le dio un toque místico a la clase para
encontrar un rumbo creativo. Pasaron los diez minutos asignados para el
ejercicio y lo único que tenía era una frase de una línea sin coherencia y con
tachones en casi todas las palabras. Al ver que los otros compañeros habían
escrito sus párrafos de manera excelsa, me sentí mal. El profesor, al verme tan
callado y con cara de preocupación, me solicitó el escrito. Yo le dije que era
algo muy sobrio y sin acción. Él insistió en que lo leyera y, ante el temor de
la crítica, lo leí. Un murmullo externo
opaca tus sentidos, te aleja del mundo que has empezado a construir.
De la práctica saqué la
conclusión que, por más comentarios negativos que recibas, siempre será
positivo escucharlos, además vas a aprender de ellos, porque estás escuchando
la voz de un lector, estás conociendo sus intereses, sus gustos, lo que les gustaría leer y el
modo de narrar tu próximo relato. Igualmente, esos comentarios nunca son con la
intención de denigrar tu trabajo, ni mucho menos decir que no sirves para
escribir. El profesor me ha recomendado mucho narrar la acción y, a menos de
que se esté escribiendo una novela, evitar los ornatos en la escritura de
cuentos y enfocarme en lo que sucede, sin descuidar la descripción y la psicología,
o emociones, de los personajes. Escribir no es solo sintaxis, ortografía y redacción. Para mí, escribir es como un espejo. Lo que lees se refleja en lo que escribes; de algún modo siempre estarás imitando a tu escritor favorito. Y pues, según mi profesor, mi escritora favorita es la escritura académica porque hago uso de términos técnicos.
En todo caso, soy muy dramático e inseguro con
mis conocimientos porque técnicamente sí sé escribir, pero me falta la
creatividad de Cortázar, la simplicidad de Quiroga y la imaginación de Gabo para
conectar los sucesos y atrapar al lector con mis escritos. Debilidades que
espero mejorar en este arduo, extenso y complejo, pero satisfactorio proceso,
de la escritura de cuentos literarios.
25/03/2018
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ResponderEliminarLa verdad me identifico mucho con estas lineas que acabo de leer, a veces creemos, por los comentarios positivos de quienes nos leen, que sabemos escribir, pero la realidad nos golpea cuando alguien con un criterio y experticie en el tema nos frena, haciéndonos caer en la cuenta de que podemos mejorar ciertos aspectos de eso que escribimos.
ResponderEliminarMuy buena redacción y estética de eso que escribes aquí Diego. Realmente da gusto leerte.